domingo, 20 de noviembre de 2011

La Saga Crepúsculo ¿un fenómeno mundial?



En su primera acepción la Real Academia de la Lengua define el término fenómeno como:
"Toda manifestación que se hace presente a la consciencia de un sujeto y aparece como objeto de su percepción."
¿No tan claro ah? bueno, quizás nos ayude su segunda acepción:
"Cosa extraordinaria y sorprendente"
Y vaya que es sorprendente el furor que ha causado a nivel mundial la saga Crepúsculo (Twilight), sobre todo en estos días que se estrena en el cine el ultimo libro de la serie Amanecer (Breakdown), el cual, convenientemente, ha sido dividido en 2 partes.

Las expectativas son altas entre sus seguidores, sobre todo jóvenes adolescentes que esperan con ansias ver qué destino le depara a la protagonista Bella Swan, quien encontró el amor en un beligerante mundo de vampiros y hombres lobo.

Un dato interesante es que la creación del libro, su edición, su adaptación para el cine y su dirección, han estado todos a cargo de mujeres. Esto quizás explique la buena recepción de la audiencia femenina. Stephanie Meyer, pese a no tener experiencia como escritora, logró con esta, su primera novela, no sólo un bestseller mundial sino una serie de exitosas películas que han permitido lanzar al estrellato a jóvenes que antes pasaban casi desapercibidos en el competitivo Hollywood.

Han sido inevitables algunas comparaciones entre la estadounidense Meyer y su homóloga británica J.K. Rowling. Sin embargo coincido con el célebre novelista de terror Stephen King cuando señala que aunque ambas tienen capacidad para crear historias que conectan muy bien con los jóvenes, se diferencian notoriamente en su habilidad para escribir bien .

Y es que en efecto, Rowling (quien tampoco tenía experiencia antes de escribir Harry Poter) logra con laboriosidad de detalles crear los personajes, los escenarios y la narrativa en general, dando como resultado una historia original y elegante. A Meyer sin embargo, me cuesta concederle ese grado de creatividad. Repasemos la trama: una protagonista irracionalmente enamorada de un chico, y que sin importar lo que pase arriesgará todo (hasta la propia vida) por él, mientras, ronda su vida otro chico que por momentos la inquieta, pues le profesa un profundo amor que ella no alcanza a corresponder. Ahh, me olvidaba, uno es un vampiro y el otro es un hombre lobo lo que aunado a los celos tiende a aumentar un poco las fricciones entre ambos.

Si de comparaciones se trata, creo que sería de mayor justicia comparar a Meyer con la venerable María del Socorro Tellado López, o Corín Tellado. Ambas son poseedoras de una cuestionable capacidad narrativa, lo que las aparta del círculo de los grandes escritores, sin embargo su aceptación popular es sencillamente innegable, desarrollando sus historias de manera simple y dirigiéndose principalmente a una audiencia femenina que se identifica con los personajes, la trama y los sentimientos que pretende representar.

Corín Tellado, inspiró un género que en lo personal me desconcierta pero que parece calar profundamente en las masas sedientas de romance: el culebrón o telenovela. Meyer por su parte logra cautivar a una audiencia quizás mucho más joven, pero valiéndose del mismo arsenal que Tellado: personajes de belleza deslumbrante, que al encontrase descubren casi de inmediato que están destinados el uno para el otro. Sin embargo fuerzas oscuras obstinadamente se confabulan en su contra para impedirles su felicidad. Por suerte, minutos antes del final, los confabuladores son desenmascarados, los malintencionados reciben su merecido, y los enamorados logran por fin alcanzar su destino: estar juntos y ser felices para siempre.

Hace unos días le pregunté a mis hijas sus razones para ser seguidoras de Crepúsculo. Para la pequeña de 8 años era simple: "porque Eduard y Jacob son lindos". Para la mayor de 13 el asunto tuvo un leve matiz: le parecía "muy romántico ver que dos chicos guapos luchen por el amor de Bella". Al manifestarles que consideraba que la historia era insípida, trillada y con personajes sencillamente insufribles, me dieron una respuesta reveladora:

"es que esta no es una película para ti, papá"
Fue en ese momento que, avergonzado por creerme crítico de cine, decidí que respetaría el derecho que tienen ellas y todos los que esperan con ansias que llegue Amanecer para verla en su cine favorito, pues obtendrán una satisfacción y deleite que para mi estarán vedados.

Con resignación entonces, ante mi incapacidad de contemplar algo maravilloso y sorprendente, me tendré que conformar con manifestar a la conciencia de quien quiera leer, esta humilde opinión, objeto de mi percepción.

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